El otro día nos reunimos unas cuantas socias en una bonita terraza con vistas a La Font de Montjuïc, en el marco de una jornada de Afterwork organizada por AMCHO Asociación, en Barcelona. No éramos una multitud, pero lo cierto es que fue precisamente esa cercanía la que convirtió el encuentro en algo especial.
Nos reunimos sin prisa, con ganas de hablar, de escucharnos y de compartir experiencias. Y así fue: entre risas, reflexiones y alguna que otra sorpresa, pasamos una tarde realmente enriquecedora.
Nos juntamos con el objetivo de hablar del trabajo, del bienestar en las empresas, de nuestras trayectorias y preocupaciones... pero como suele pasar en estos espacios seguros y humanos, terminamos hablando de la vida en general.
Uno de los temas que surgió desde el principio fue la falta de comunicación que hay entre las personas, tanto en la vida como en el trabajo. Esa desconexión que a veces se cuela en lo cotidiano y que impide entendernos, escucharnos o simplemente preguntar con curiosidad qué le pasa al
otro. Comentamos lo habitual que es asumir, juzgar o etiquetar... y lo poco que preguntamos de
verdad.
De ahí pasamos a otro punto clave: el desconocimiento entre departamentos dentro de una misma empresa. Es increíble cómo se crean creencias erróneas entre áreas que deberían trabajar en equipo. Que si "los de marketing siempre improvisan", que si "los de administración solo ponen
pegas", o "los de ventas solo piensan en números". Nos dimos cuenta de que muchas veces estas tensiones no vienen de malas intenciones, sino de no saber exactamente qué hace el otro, qué presión tiene o qué objetivos persigue.
También hablamos del burnout, ese agotamiento que no aparece de un día para otro. Surgió una idea muy potente: quizás el origen del burnout empieza el primer día que algo no te cuadra en tu trabajo y no lo dices, o cuando alguien te habla de manera inapropiada y te lo tragas. Cuando dejamos pasar, por sistema, pequeñas faltas de respeto o incomodidades creyendo que "no es para tanto". Hasta que lo es. Y nos preguntamos ¿porqué lo aceptamos?.
Otro punto que surgió fue la falta de pedagogía sobre el bienestar laboral. Hablamos de cómo aún hoy muchas empresas creen que mientras el trabajador cobre su sueldo, ya está todo hecho. Pero ¿Qué pasa con el respeto, la motivación, el reconocimiento, la salud mental o el equilibrio
vital? ¿Dónde queda el famoso “salario emocional” Comentamos cómo normalizamos ciertas dinámicas absurdas: jefes que gritan, que desprecian o que generan miedo. Y cómo eso se ha instalado de forma tan natural que ni siquiera lo cuestionamos.
Y no podíamos irnos sin tocar un tema generacional. Hablamos de las diferencias entre las nuevas generaciones y los que están en etapas más avanzadas de su carrera profesional. De cómo ha cambiado la idea de lo que significa "tener un trabajo", de lo que se busca más allá del sueldo:
propósito, flexibilidad, calidad de vida. También surgieron matices: no todo lo nuevo es perfecto, ni todo lo antiguo es obsoleto. Pero sí hay una conversación pendiente entre generaciones que deberíamos tener más a menudo.
Y como toda buena tarde, también hubo anécdotas. Cuando el camarero se ofreció a hacernos una foto, nos preguntó con toda naturalidad: “¿Queréis que salga también Lola Índigo?”. Las cuatro nos quedamos en silencio, extrañadas. Hasta que nos dijo: “Es que está justo ahí, en la terraza del hotel de al lado”. Nos giramos... ¡y efectivamente, ahí estaba ella, en medio de una fiesta! Nos hizo mucha gracia, todos reímos, y fue uno de esos momentos inesperados que terminan haciendo la
tarde aún más memorable.
Nos fuimos al caer la tarde, con la sensación de haber abierto temas importantes.
No buscamos conclusiones ni soluciones cerradas, simplemente compartimos desde la honestidad y el respeto. Y eso, en los tiempos que corren, ya es mucho.
Gracias a quienes vinisteis. Y a los que no, os esperamos en el próximo Afterwork de AMCHO.
Porque estos encuentros también son parte del bienestar que queremos construir!
Afterwork Barcelona AMCHO: Una charla íntima sobre el mundo laboral (y mucho más)